Por Rodolfo Gordillo T.
Un mercado que crece a niveles superiores al PBI nacional y con índices de rentabilidad patrimonial elevados, debería producir niveles de satisfacción del usuario de seguros también significativos, pero nos preguntamos: ¿si eso se está logrando?
En verdad, no se sabe; no hay – que se conozca y sea pública – una investigación de mercado a profundidad que arroje conclusiones sobre si el usuario de seguros a cambio del pago de su prima está obteniendo una prestación totalmente satisfactoria, sólo satisfactoria o nada satisfactoria, no sólo indagando la opinión de los usuarios de los segmentos A y B, y la de sus propios corredores de seguros, profesionales en la materia, sino también la del usuario de los segmentos C y D a donde están llegando por canales alternativos y fuerzas de venta los nuevos productos masivos y de microseguros que constituyen ahora los de mayor desarrollo del mercado, como lo corrobora el último seminario organizado por la APESEG[1].
Sin embargo, los indicios que pueden darnos datos estadísticos del mercado, no parecen estar en línea con tan deseable nivel de satisfacción. Para sustentar lo dicho baste decir:
– En cifras del sistema asegurador de la Superintendencia de Banca y Seguros y AFP (en adelante, la SBS) al mes de junio último, el crecimiento de primas es de 21.7% y la rentabilidad patrimonial 11.1%.[2]
– Aunque el dato que sigue lo dejó de publicar la SBS en el segundo semestre de 2006, por razones que no se conocen, es elocuente revisar el tema de los siniestros rechazados por el número de ocurrencias y por los montos involucrados, como se muestra en el siguiente cuadro, para darse una idea del orden de magnitud de los mismos en un mercado menos desarrollado que el actual:
– Los reclamos a la Defensoría del Asegurado, respecto del año anterior, crecieron en 2008 en 26%, hasta alcanzar la cifra de 302 expedientes, y de los 245 expedientes que se admitieron a trámite, 37 se conciliaron antes o después de la audiencia pero sin que la Defensoría se pronunciase, esto es, un 15% de ese total de expedientes admitidos.[3]
– Las consultas y denuncias a la Plataforma de Atención al Usuario (PAU) de la SBS, respecto del ejercicio anterior, crecieron en 19% hasta alcanzar 212 casos.[4]
– Y los reclamos contra compañías de seguros al INDECOPI, Comisión de Protección al Consumidor, en el año que va entre agosto de 2008 y julio de 2009, alcanzó el número de 295, de los cuales se conciliaron 127, esto es, un 43% de ese total de reclamos.[5]
Con seguridad hay más de una razón que explique este incremento de los reclamos, incluso el propio crecimiento del mercado, pero entre ellas, habría que verificar y corroborar el posible impacto de las siguientes:
– En la venta de seguros a través de los canales alternativos de distribución no siempre se cumple con informar o ilustrar cabalmente al usuario sobre el alcance de las coberturas y exclusiones, dando lugar a que en el momento del siniestro, recién se conozcan que la cobertura tenía tal o cual limitación, o que las exclusiones liberaban la responsabilidad del asegurador en caso de enfermedades congénitas, por ejemplo, o que las medidas de seguridad exigían con carácter de garantía rutinas de control de muy difícil cumplimiento.
– Los cambios de condicionados y cláusulas bajo el nuevo régimen de control posterior de la SBS, conforme al Reglamento de Pólizas aprobado por las Resoluciones SBS Nº 1420-2005 y Nº 1136-2006, donde los intereses del usuario pueden no estar siempre adecuadamente protegidos. Es más, tal situación el organismo contralor la puede advertir tarde, estando ya en uso el texto, en cuya caso puede suspender la autorización del uso de tal condicionado o cláusula, o sino llega a realizar el control posterior, dada las limitaciones con que cuenta, simplemente no lo llega a advertir.
Debe ser claro en esta materia, que las modificaciones no pueden pretender recortar la cobertura natural y básica de un ramo o de una cláusula puntual, al grado de desnaturalizarlos, ni las exclusiones deben incrementarse sin fin respondiendo a la experiencia siniestral cuyo impacto se quiere reducir a toda costa, muchas veces como producto en verdad del empleo de una tasa insuficiente.
– El empleo en las compañías de seguros de recursos humanos altamente calificados en actividades empresariales (operativas, económicas, financieras y legales) pero con falta de conocimiento y experiencia en la actividad aseguradora propiamente dicha. Ello supone necesariamente un proceso de aprendizaje paulatino de este negocio y, quizás, una óptica cortoplacista que privilegia la rentabilidad del ejercicio y no, como debe ser siempre en la actividad aseguradora, el entendimiento del negocio en términos del valor agregado que produce para la sociedad, del horizonte de tiempo de su ciclo de negocio, de la importancia del crecimiento de largo plazo de esta industria que, en el Perú, está todavía en ciernes.
– En relación o, mejor aún, como producto de lo anterior, existe una suerte de legalización de la actividad aseguradora que muchas veces, dejando atrás el tradicional principio de buena fe, reduce la relación aseguradora a quién tiene mejor posibilidad de éxito en el potencial litigio. El nivel de reclamos conciliados en el INDECOPI, la instancia administrativa más requerida últimamente, más allá de la razón empresarial práctica de costo-beneficio, nos da una buena idea de lo que viene sucediendo.
Sin duda esta situación deberá terminar; concluida esta etapa, esta transición, esta crisis de desarrollo, la industria aseguradora volverá a mirar cara al futuro, para cumplir realmente su rol social de redistribuir el costo total de los siniestros, en otras palabras, atender siempre bien los siniestros y generar las reservas y las utilidades que le es tan propia a esta actividad empresarial.
Para contribuir a ello, se estima esencial, sin que la enumeración sea taxativa ni suponga un orden de prelación necesariamente, en primer lugar, se aborde la tarea de efectuar una investigación de mercado como la planteada que indague centralmente por la satisfacción del usuario de seguros. Es más, creemos que tal investigación debería realizarse y que la principal responsabilidad en dirigirla y coordinarla la tiene la SBS, quien tiene por ley el objetivo de velar por intereses del público en el ámbito de los seguros. Las conclusiones de ese estudio permitirán con seguridad que la industria oriente mejor su desarrollo con cara al Perú del futuro.
En segundo lugar, respecto del inexorable desarrollo de los canales alternativos, promotores y fuerzas de venta, de un lado, que se insista en una capacitación no sola orientada a la operación de venta del seguro, sino a la adecuada ilustración al potencial usuario de seguros de las condiciones de cobertura y existencia de exclusiones, y, de otro, más allá del esquema de responsabilidad actual por errores u omisiones que asume la aseguradora o corredora concernida, que se vea una fórmula por la cual exista una responsabilidad personal y directa del promotor o impulsor de venta que dé lugar al problema, como único medio eficaz de cortar estas situaciones.
Sobre el tema de capacitación hay que destacar el esfuerzo de la Escuela de Seguros de APECOSE, que persiste a través de los años con verdadera y ejemplar dedicación, así como también el que vienen realizando en ese sentido más recientemente algunas compañías aseguradoras – como Pacífico y Rimac – para capacitar a su personal y a los corredores que trabajan con ellos.
En tercer lugar, que se intensifique la capacitación de los nuevos y profesionales recursos humanos en el negocio de seguros, no sólo en el plano teórico sino, sobretodo, en el práctico mediante entrenamientos de formación laboral especializada, de tal forma de abreviar esta etapa de transición, dando lugar al desarrollo de una nueva generación de personal técnico y profesional especializado en seguros, siendo importante en este aspecto la colaboración de los reaseguradores tradicionales – Munich Re o la Swiss Re, dos de los más importantes en materia de capacitación – y, en su caso, de las propias casas matrices o socios estratégicos.
En cuarto lugar, que la SBS revise su reglamento de pólizas y de registro de las mismas, de tal forma de encontrar la fórmula que, sin detener la posibilidades de cambios que las necesidades del mercado hagan necesario, se cautele efectivamente el interés del usuario de seguros en toda modificación de condicionados y cláusulas que vaya a emplearse.
Como resulta obvio, estás líneas reflejan una visión personal y, en todo caso, una sana preocupación por la situación actual de la industria aseguradora peruana, que requiere profundizarse. A tal esfuerzo ayudarían significativamente los comentarios, opiniones, observaciones, críticas y/o recomendaciones que nos puedan hacer llegar.
[1] Ver: http://www.apeseg.org.pe/seminario_microseguros.html
[3] Ver: http://www.defaseg.com.pe/resoluciones.html,, Informe Final 2008, Pág. 6, de la Defensoría del Asegurado
[4] Ver: http://www.sbs.gob.pe/PortalSBS/Publicaciones/memorias.htm , Memoria 2008, Pág. 71
[5] Información extraída del Cuadro 1.10 Ver: http://www.indecopi.gob.pe/ArchivosPortal/boletines/estadistico/2009/Jul2009Estad.pdf , Pág.8