El Comercio y la Ley del Contrato de Seguro

por Rodolfo Gordillo T.

En los últimos días se ha seguido insistiendo en que la Presidencia de la República, en vez de promulgar, debe observar la Ley del Contrato de Seguro, aprobada casi por unanimidad en el Congreso.

La ley aprobada  fue producto del trabajo de más de un año de las Comisiones de Justicia y de Economía del Parlamento, ante quienes expusieron o hicieron llegar sus puntos de vista, a favor o en contra, representantes de la SBS, SMV, INDECOPI, ASPEC, APESEG, ASBANC, APECOSE, INDECI, Asociación de AFP, MINJUS, Corte Suprema de Justicia, Cuerpo Nacional de Bomberos Voluntarios del Perú, entre otros, y al Pleno del Congreso llegaron dos dictámenes y proyectos, que finalmente se fusionaron en el texto sustitutorio aprobado.

Quienes no lograron en ese momento persuadir ni a las referidas comisiones ni al Pleno del Congreso,  porque sus argumentos no convencieron y fueron reiteradamente desestimados, quieren ahora reabrir el debate, la discusión y tratar, por todo medio, de frustrar la promulgación de la ley, debiendo entenderse que asumen que su verdad es la verdad, la única verdad.

Para ello han recurrido, como antes se ha dicho, a comunicados, artículos,  notas de prensa y, ahora último, a la opinión editorial del diario decano de la prensa nacional, exponiendo que están de acuerdo con la ley, pero no con determinados artículos – que el Congreso sí creyó convenientes y aprobó por 81 votos a favor, una abstención y ningún voto en contra, nada menos –  y que en su concepto darán lugar  a una subida de las primas.

Ya hemos analizado algunos de dichos argumentos y hemos reflexionado también sobre los márgenes con que opera la actividad aseguradora en estos  tiempos, pero para efectos de estas líneas y para hacer notar que no se debe editorializar sobre una materia que no se conoce, o, por lo menos, no sin antes profundizar en el tema y confrontar las diversas opiniones, para sopesar todos los puntos de vista en cuestión, queremos ahora analizar los siguientes aspectos de dicho editorial:

El Siniestro Consentido

El editorial refiere  que  ‘la norma  dispone que las aseguradoras tendrán un máximo de treinta días para responder al asegurado si acepta o no pagar el monto que este ha cuantificado para el siniestro que le ocurrió’.

En primer término, esta institución, que se llama siniestro consentido y con ese mismo plazo, no es nueva, rige en el país desde el 6 de diciembre de 1996, oportunidad en que se aprobó y promulgó, el mismo día, la Ley 26702, Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros, y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros y AFP, cuyo artículo  332, estableció el siniestro consentido. [1]

En segundo lugar,  al efectuar esa afirmación editorial se omite decir, uno, que el plazo de 30 días se computa desde que el asegurado ha cumplido con presentar toda la documentación requerida por la póliza; dos, que la gran mayoría de los siniestros se atiende dentro los 30 días de completada la documentación; y, tres, que en el caso de siniestros complejos, tanto el ajustador como la compañía de seguros pueden solicitar prórroga a la SBS, sin perjuicio que las partes mismas, asegurado y asegurador, reconociendo la dificultad del siniestro, puedan pactar libremente en el caso específico expresamente la prórroga.

En tercer término, y esto hay que enfatizarlo porque protege adecuadamente el interés del asegurado, lo que la norma aprobada perfecciona de la institución del siniestro consentido ya vigente, es que no existiendo en nuestra legislación plazo para que los ajustadores emitan su informe, de un lado, y no estando en todos los casos garantizada la independencia del ajustador en nuestro medio,  del otro [2],  la nueva norma dispone que de no haber objetivamente convenio de ajuste,  porque no se ha requerido a un ajustador o este no ha concluido su informe, quedará consentido el siniestro si el asegurador no se pronuncia sobre el monto reclamado, siempre en el plazo de 30 días calendario y a condición de haber sido proporcionada toda la documentación requerida por la póliza, salvo que, hay que precisar, el ajustador o la aseguradora hayan pedido prórroga conforme a la opción legal prevista, o, directamente, la hayan fijado de mutuo acuerdo las partes, naturalmente. En otras palabras, a diferencia de lo que sucede ahora, en el futuro no deberán haber más siniestros eternos, sin respuesta, con solicitudes de documentación adicional reiteradas y sin término, que es lo que busca evitar.

Y es que hay que entender que siendo el contrato de seguros uno de absoluta buena fe, esta es  exigible tanto al asegurado, quien debe declarar cabalmente el riesgo y cumplir las cargas y obligaciones que la póliza le estipula, como al asegurador, quien debe, avisado el siniestro y completada la documentación requerida, pronunciarse prontamente sobre la cobertura del siniestro, si lo cubre o no lo cubre, para satisfacer el interés y tranquilidad de su propio asegurado y/o de las entidades a las que puedan estar endosados los derechos indemnizatorios, y, por supuesto, sin perjuicio que, a la espera de la liquidación final de la indemnización, deban otorgarse los adelantos pactados.

La Carga de la Prueba

Un segundo aspecto que señala el editorial mencionado, es el referido a supuestos de declaración falsa o reticente, incumplimientos de cargas y agravación de riesgos no declarados, que le permite aseverar que  ‘En todos estos casos, la aseguradora tendrá ahora que probar ‘dolo’ o ‘culpa inexcusable’ del asegurado en un proceso judicial antes de poder suspender la cobertura’.

Sobre estos temas, más allá de la lógica de racionalidad y proporcionalidad que introduce la norma aprobada sobre estas materias, lo que cambia fundamentalmente y en forma positiva a nuestro juicio, es que, eliminando un privilegio decimonónico, [3] según el cual si el asegurado había declarado, aun de buena fe, el riesgo en forma inexacta o reticente,  el asegurador podía dejar sin efecto el contrato de seguro; ahora el asegurador tendrá que probar el dolo o la culpa inexcusable para solicitar la declaración de nulidad del contrato de seguro o, en su caso, la liberación de su responsabilidad; lo que no hace sino llevar al asegurador al régimen general de la carga de la prueba conforme a nuestro ordenamiento procesal. En otras palabras, a cada quien corresponderá probar los hechos que configuran su pretensión [4], lo que en materia de seguros importa que al asegurado corresponda probar la ocurrencia del siniestro y la estimación de los daños, y al asegurador las causas que excluyan o limiten su responsabilidad.

Protección del Asegurado

El tercer aspecto que queremos reseñar del editorial ya referido corresponde a una mayor abstracción, el que se formula desde la perspectiva del análisis económico del Derecho, esto es, a la referencia a los costos implícitos o explícitos que importan siempre las normas regulatorias, o lo que,  en palabras simples, podría implicar ‘que el remedio sea peor que la enfermedad’; lo que les lleva a concluir  ‘…que la mejor forma  de combatir estas cláusulas es fomentar la competencia (las cláusulas ‘abusivas’ de una empresa se llaman ‘oportunidades’ en las mentes de sus competidores)’. Mucho mejor ciertamente, a que el Estado se dedique…a…determinar por ley la distribución ‘justa’ de las cargas de los diferentes contratos, haciendo muchas veces, como sucede con la ley en cuestión, que estas cargas terminen colocadas de una manera más desfavorable para la parte que se intenta proteger que aquella a la que esta había libremente accedido antes de la intervención estatal.’

Siendo útil muchas veces la perspectiva del análisis económico del Derecho, cuando bien se hace, la  sugerencia de la opinión editorial de  dejar hacer, dejar pasar, esperando que la mera competencia solucione todo, y dándole al Estado el rol de un simple observador, no hace sentido en el caso particular del mercado de seguros peruano dada su estructura oligopólica, donde tres o cuatro empresas ostentan la mayor parte de la producción, y donde después de veinte años de haberse desregulado el mercado los niveles de competencia distan de ser eficientes en términos del interés y satisfacción de los usuarios, quienes por sentirse protegidos suscriben contratos preestablecidos a los que se adhieren, sin ninguna capacidad de negociación. Y eso es lo que viene sucediendo en el país desde hace más de 100 años.

Por eso, en correspondencia con la teoría de protección al consumidor y el moderno derecho de seguros, la norma aprobada incorpora valiosos aspectos, y no todos lógicamente los que se hubieran querido, porque su texto final  como es obvio responde al concierto de voluntades, a la necesidad de transigir en el debate y armonizar criterios, a tender puentes y buscar alternativas, hasta llegar al texto  sustitutorio, como finalmente se llegó en el Congreso de la República.

Por último,  también llama la atención que la opinión editorial bajo comentario deje de referir que la norma aprobada es la primera ley de la materia que dispone expresamente que quien compra un seguro pierde todo derecho si actúa en forma fraudulenta o si exagera los daños o emplea medios falsos para probarlos (Art. 73), y que castiga los actos dolosos del asegurado, sea en la declaración inexacta o reticente del riesgo (Art. 8), o en la ocurrencia y aviso del siniestro (Arts. 91 y 72, respectivamente); dado que si bien su orientación profunda y reconocida es proteger los intereses del asegurado, ello lo hace siempre preservando las bases técnicas del seguro, única forma de darle sostenibilidad en el tiempo a la actividad aseguradora.

Por todo ello, después de esperar más de un siglo, resulta importante se promulgue la Ley del Contrato de Seguro.

Miraflores, 26 de noviembre de 2012

[1] Sobre el tema, ver en este mismo blog el artículo de junio de 2009  ¿Es conocida en el mercado de seguros la importancia de la  institución del siniestro consentido?

[2] Sobre el punto, ver en este mismo blog el artículo de junio de 2009 ¿Los Ajustadores de siniestros, ¿son efectivamente independientes?

[3] En muchos aspectos la actividad aseguradora se sigue rigiendo por el Código de Comercio de 1904, virtual copia del respectivo código español de 1885.

[4] Véase el Art. 196 del Código Procesal Civil de 1992.

La Promulgación de la Ley del Contrato de Seguro

La Promulgación de la Ley del Contrato de Seguro

por Rodolfo Gordillo T.

El Congreso hace unas semanas aprobó casi por unanimidad – hubo una abstención – el texto sustitutorio de dicha ley y la Presidencia de la República tiene plazo hasta el 27 de noviembre para promulgarla.

Pero como sucede siempre, los que no están de acuerdo con la ley, procuran que el Presidente la observe, arguyendo  uno o más motivos con comunicados, artículos ad hoc  o notas en los medios de prensa.

Lo que en verdad pretenden, estando ya el debate terminado, es que este se reabra, que la ley nuevamente se discuta, en definitiva, una vez más, como sucedió con los otros ocho o nueve proyectos anteriores de la misma ley, que esta se archive.

Con falta de perspectiva, se defiende el status quo, el que las cosas sigan como están, como hasta ahora.

Es bueno ejemplificar esta situación.

Los que propugnan que la ley se observe sostienen que las primas de seguros subirán, primero, producto de no permitir la norma aprobada la suspensión automática de cobertura ante la falta de pago y exigir antes un aviso escrito y un plazo de 30 días adicionales.  Dicen que este aviso es redundante y costoso.

¿Qué sucede ahora?

Las compañías de seguros por lo general, y habrá excepción que confirme la regla, mantienen las primas producidas hasta que las normas vigentes, a los 90 días de permanecer impagas, las obliga a provisionarlas si es que se quiere mantener esa producción vigente; en ese momento, para evitar la provisión, casi siempre las compañías de seguros anulan la producción impaga, salvo casos puntuales de asegurados vinculados o importantes.

¿Pero qué sucede con la cobertura mientras tanto?

La norma vigente refiere que la cobertura se suspende automáticamente al momento de producirse el incumplimiento, con lo que, uno, de haber un siniestro, este no está cubierto, y, dos, si el asegurado quiere recuperar su cobertura, debe pagar toda la prima impaga, incluida por supuesto la del período de suspensión de cobertura, en otras palabras,  ponerse totalmente al día.

¿Qué objeto tiene el previo aviso?

Que el asegurado cumpla su obligación y mantenga su protección, dado que puede haber tenido incluso una buena performance  de pago pero haberse descuidado, tener una dificultad , o, en su caso, puede también con lo ya pagado,  tener cubierto el eventual siniestro que pueda ocurrir, por lo que no cabe dejarlo desprotegido y sin cobertura de forma automática.

Un detalle final sobre esto: la ley aprobada dispone en caso de incumplimiento dar un aviso escrito previo y 30 días de plazo antes de suspender la cobertura, por lo que en el mundo de hoy, sobre lo primero, podría pactarse perfectamente en póliza cursar un correo electrónico con acuse de recibo y lectura, y, sobre lo segundo,  fíjense que el plazo siempre sería inferior a la práctica actual de esperar hasta 90 días antes de anular la producción.

Un segundo punto alegado para afirmar que la ley aprobada dará lugar a subir las primas es la exigencia de tener que probar el dolo en el caso que  compañía de seguros quiera dejar sin efecto el contrato por declaración falsa o reticente dolosa,  sosteniendo quienes así argumentan que dichos procesos judiciales incrementaran los costos y facilitarán los fraudes.

¿Qué sucede ahora?

Primero, por sí y ante sí la compañía de seguros deja sin efecto el contrato de seguros cuando entiende que está frente a un asegurado que ha declarado, aun de buena fe,  en forma falsa o reticente.

La norma aprobada, conforme a la mejor doctrina y legislación comparada, protege al asegurado, exigiéndole  a la compañía de seguros que quiere dejar sin efecto el contrato de seguros, que pruebe el dolo del asegurado, esto es, la norma aprobada le exige al asegurador lo que cualquier contratante tendría que hacer frente al otro si eso quisiera lograr.

No obstante, tan importante como la perspectiva legal, es la económica, por lo que es conveniente antes de pensar  en si la nueva norma daría lugar o no a subir las primas,  preguntarnos cómo está la actividad aseguradora, cuáles son sus resultados, cuál su siniestralidad y su ratio combinado.

En ese sentido, con base a cifras oficiales de la SBS, la firma APOYO & Asociados publicó en marzo del presente año un informe sobre el Sistema de Seguros a diciembre de 2011,[1] que podemos resumir en los siguientes datos:

S/. MM                                                        Dic -11       Dic 10
Activos                                                       19,786      17,358
Patrimonio                                                   4,107        3,760
Primas Totales                                             7,326         6,650
U. Neta                                                         899.8           596.5
ROAA (%)                                                       4.8                 3.8
ROAE (%)                                                      22.9              18.2
Ratio Combinado (%)                                     71.5             65.7

Por lo que, con todo fundamento, podemos afirmar que el sistema de seguros peruano está sólido, creciendo bien, con indicadores financieros satisfactorios, y, sobre todo, con un ratio combinado que debe ser materia de sana envidia en otras latitudes.

A dicha situación se llega, sobre todo, con una siniestralidad buena, como la muestra  también el informe de APOYO  tomando como partida para los  ratios de siniestralidad total y retenida los 70% y 60%, respectivamente,  del año 2007:

Año                     Sin. Total (%)                  Sin. Retenida (%)

2010                  38.4                                    38.8

2011                   39.5                                    41.1

En forma adicional, si acaso se pudiera pensar que en lo que va del presente ejercicio 2012 esa situación ha podido variar y ahora el panorama es completamente otro, a continuación se refiere lo indicado por la propia SBS en su informe sobre Evolución del Sistema Asegurador al mes de septiembre de 2012[2], en lo que atañe a la siniestralidad directa, retenida y cedida, que muestra indicadores que si bien experimentan  incremento siempre son muy razonables:

«Entre setiembre 2011 y setiembre 2012, el índice de siniestralidad directa (Siniestros de primas de seguros netas anualizados / Primas de seguros netas anualizadas) aumentó de 38,8% a 46,6%, el índice de siniestralidad retenida (Siniestros retenidos anualizados / Primas retenidas anualizadas) pasó de 38,8% a 45,2% y el índice de siniestralidad cedida (Siniestros cedidos anualizados / Primas cedidas anualizadas) también se incrementó de 37,8% a 52,8%.»

En consecuencia, si esa es la situación de la industria aseguradora en los últimos tiempos, las interrogantes  que deberían responderse son:

– 1°   si más que pensar en subir tarifas habría que reducirlas prudentemente para procurar un mayor crecimiento, particularmente para llegar con productos específicos a segmentos de la población a los que hoy el seguro no accede o accede muy poco, y

– 2°  si la oposición a la promulgación de la Ley del Contrato de Seguros, antes que por la preocupación por la posible subida de tarifas, responde en verdad al interés empresarial – por demás legítimo – de proteger el negocio asegurador en los términos en que actualmente se vienen desarrollando, pero sin tener en cuenta que  el Estado debe, sin descuidar las bases técnicas del seguro, proteger prioritariamente los intereses de los asegurados, sin duda alguna la parte débil del contrato de seguro, que es lo que en nuestro mercado con años de atraso se trata de lograr con la promulgación de la ley aprobada.

Miraflores, 22 de noviembre de 2012

Reparto de la torta aseguradora

Por Sergio J. Chión Chacón – CENTRUM Católica

En el sistema asegurador, los ingresos netos generados, ¿Cómo se distribuyen en comisiones de agenciamiento, siniestros netos y utilidades? Esto es, cuánto de los ingresos netos van a parar a los intermediarios, cuánto a los asegurados y cuánto a los accionistas de las empresas.

En los últimos 10 años se aprecia una marcada tendencia en una mayor participación de las utilidades en desmedro de los rubros de comisiones y siniestros. Esto es, de los ingresos netos, las compañías están teniendo una participación creciente y, por ende, los intermediarios y asegurados una participación decreciente.

La Tabla 1 muestra la información para todo el sistema, para los años 1999, 2004 y 2010. Los años se seleccionaron igualmente distribuidos, para el período de los últimos 10 años. El concepto de Ingreso Neto comprende ingresos por distintos conceptos neto de los gastos administrativos.  Los diversos ingresos comprendidos son: las primas ganadas netas, los ingresos diversos netos, el resultado de inversiones, las ganancias extraordinarias y otros ingresos menores.

Tabla 1: Evolución del Sistema Asegurador
  1999 2004 2009
       
Ingresos Netos (Millones de Soles) 1,170 1,462 2,963
Comisiones Netas (% Ingresos Netos) 16.9% 16.3% 15.9%
Siniestros Netos (% Ingresos Netos) 74.3% 70.7% 64.3%
Utilidad (% Ingresos Netos) 7.6% 11.7% 16.6%
Otros (% Ingresos Netos) 1.1% 1.4% 3.2%

De la Tabla 1, de 1999 al 2009, respecto de los Ingresos Netos, se observa una disminución de un punto porcentual de las comisiones y de 10 puntos porcentuales de los siniestros, en beneficio de 9 puntos porcentuales de incremento en las utilidades y de 2.1 del rubro de Otros ( Los incrementos del rubro de Otros y de Utilidades evolucionan en forma conjunta debido a que el primer rubro está básicamente definido por el impuesto a la renta). Esta redistribución se aprecia también a través del gráfico adjunto.

 

Las tablas 2, 3 y 4 brindan esta misma información a nivel de empresas del sistema asegurador. Respecto a la evolución de las comisiones se observa una disminución de las mismas en las distintas empresas, con excepción de Rímac. Rímac incrementa la participación de las Comisiones Netas en 1.7 puntos porcentuales, lo cual guarda relación con el crecimiento productivo experimentado por esta empresa en los últimos 10 años. Pacífico muestra un ligero descenso en la participación de las comisiones. Los grandes ajustes se dieron en Positiva y Mapfre, obedeciendo al alto nivel de las comisiones a finales de la década pasada de estas empresas. A pesar de este ajuste, tanto Positiva, como Mapfre muestran los mayores niveles de comisiones en el sistema, explicado en alguna medida por la necesidad de ganar participación de mercado en estas empresas. La creciente participación de las comisiones de Rímac están aproximándose al nivel de Mapfre y Positiva.

Tabla 2: Evolución de las Comisiones Netas (% Ingresos Netos)
  1999 2004 2009
       
Pacífico (Incluye Pacífico Vida) 14.4% 14.2% 14.0%
Positiva (Incluye Positiva Vida) 25.6% 23.3% 20.5%
Mapfre (Incluye Mapfre Vida) 30.6% 32.9% 21.8%
Rímac 16.5% 17.4% 18.2%
Otros 16.0% 11.0% 9.2%
Sistema Asegurador 16.9% 16.3% 15.9%

En lo que respecta a la participación de los siniestros en los Ingresos Netos, con excepción del caso de Mapfre, estos muestran un fuerte descenso, especialmente en las dos empresas líderes: Rímac y Pacífico. Esta disminución de participación alcanza a ser 15.4 puntos porcentuales en el caso de Pacífico y de 8.5 puntos porcentuales en el caso de Rímac. El ajuste de Pacífico se dio en la primera mitad del período considerado y el de Rímac en la segunda mitad.

Tabla 3: Evolución de los Siniestros Netos (% Ingresos Netos)
  1999 2004 2009
       
Pacífico (Incluye Pacífico Vida) 76.4% 61.4% 61.0%
Positiva (Incluye Positiva Vida) 70.9% 72.6% 68.0%
Mapfre (Incluye Mapfre Vida) 63.4% 55.4% 65.0%
Rímac 72.0% 72.4% 63.9%
Otros 75.5% 85.7% 67.8%
Sistema Asegurador 74.3% 70.7% 64.3%

La pérdida de participación de los siniestros se reflejó en la importante elevación de participación de las utilidades, en cada una de las empresas consideradas. En Pacífico la participación de las utilidades se eleva en más de 12 puntos porcentuales, en Rímac en 5 puntos, Positiva en 4 puntos y Mapfre en casi 7 puntos.

Tabla 4: Evolución de las Utilidades (% Ingresos Netos)
  1999 2004 2009
       
Pacífico (Incluye Pacífico Vida) 8.0% 21.2% 20.5%
Positiva (Incluye Positiva Vida) 3.4% 3.4% 7.5%
Mapfre (Incluye Mapfre Vida) 2.4% 11.6% 9.2%
Rímac 10.7% 9.7% 15.8%
Otros 7.2% 3.1% 21.4%
Sistema Asegurador 7.6% 11.7% 16.6%

Las cifras son concluyentes, en los últimos 10 años se ha experimentado una importante redistribución de la participación en los ingresos netos del sistema asegurador de los asegurados a las aseguradoras. Esta evolución podría estar reflejando una importante disminución del nivel de competencia en el mercado asegurador, a diferencia de lo que viene ocurriendo en otros mercados de la economía peruana. Mientras que en otros mercados la competencia reduce márgenes, en el mercado asegurador estos se amplían. De ser esto así, este comportamiento estaría yendo en contra del desarrollo de largo plazo de esta actividad, tan importante para apoyar el crecimiento y modernización de la economía del país.

El Nuevo Proyecto de Reglamento de Registro del Sistema de Seguros

Por Rodolfo Gordillo T.

Después de un buen tiempo de haberse publicado el primer anteproyecto – a mediados de 2008 – nuevamente la SBS prepublica el nuevo proyecto de Reglamento de Registro, lo que está muy bien como política de transparencia y ánimo de concertación de la normatividad que va a regir a la actividad aseguradora.

Esta norma, el Reglamento de Registro del Sistema de Seguros, es de vital importancia, ya que rige la existencia y actuación de los intermediarios, sean estos corredores de seguros o de reaseguros; de los auxiliares de seguros, esto es, peritos y ajustadores de siniestros; así como de los canales alternativos de distribución de los seguros, como pueden ser las agencias, los promotores, las fuerzas de ventas, los puntos de ventas, la llamada bancaseguros (venta de seguros en las entidades financieras) y la comercialización de seguros a distancia, sea por Internet o medios análogos.

Sin embargo, siendo que la SBS piensa que la mayor penetracción del mercado se va a conseguir dándole el mayor impulso posible a estos canales alternativos – por su llegada indudable a segmentos masivos de la población –  la cuestión que se suscita es si ese desarrollo será equilibrado y a satisfacción del usuario de seguros. En otras palabras, si ese mayor esfuerzo de ventas irá aparejado, de un lado, con la ilustración previa al potencial asegurado sobre el alcance de su coberturas o el límite de sus derechos, y, de otro, con el servicio de post-venta que las empresas de seguros – y, en su caso, las empresas corredoras de seguros – desarrollan a través de plataformas o centrales de atención al asegurado producido ya el siniestro.

Desde esta tribuna hemos insistido en diversas oportunidades sobre esta problemática que nos parece central: debemos propender a un mayor desarrollo y penetración del mercado de seguros, llegando a segmentos que hoy todavía no gozan de sus beneficios, con los productos necesarios y a precios competitivos, pero no al costo de usuarios insatisfechos porque al momento de requerir que el asegurador cumpla con la promesa formulada, recién se enteren que la cobertura contratada no les alcanza o las formalidades del aviso del siniestro no han sido correctamente observadas y, en consecuencia,  han  perdido su derecho indemnizatorio.     

Ante tal situación de insatisfacción, que se reitera una y otra vez, sin que el usuario que ya tiene la necesidad y el poder adquisitivo deje de comprar ante la falta de mejores alternativas, hemos pedido que la SBS lleve a cabo o coordine una investigación de mercado que nos revele si el desarrollo que viene alcanzando el mercado de seguros – las cifras y estadísticas del año 2009 están próximas a salir y ya las comentaremos – logra o no la satisfacción del usuario, lo que nos parece no debe postergarse más ya que la protección del público usuario es la razón de ser de la SBS, como lo es la protección  del consumidor en el caso del INDECOPI.  

El Rol del Corredor de Seguros

Por Rodolfo Gordillo T.

Hace pocos días un amigo corredor nos decía, refiriéndose a la situación actual del mercado, que en los tiempos en que el principio de buena fe era cabalmente respetado, la labor del Corredor de Seguros era más fácil y más creativa, pero que ahora, cuando no abundan precisamente los técnicos en seguros, no hay en la contratación interlocutores válidos y, peor aún, en cada siniestro se abre una etapa de suspenso que, en no pocos casos, termina con un rechazo por tal o cual razón,  sin  sustento válido.

A raíz de este comentario, hemos venido reflexionando sobre el tema y nos hemos preguntado sobre la grave responsabilidad del intermediario en una situación como la actual.

En ese orden de ideas, queremos destacar primero cuáles son las principales funciones del Corredor de Seguros: intermediar en la contratación de seguros; informar a la empresa de seguros, en representación del asegurado, sobre las condiciones del riesgo; informar al asegurado o contratante del seguro, en forma detallada y exacta, sobre las cláusulas del contrato; comprobar que la póliza contenga las estipulaciones y condiciones según las cuales se cubre el riesgo; comunicar a la empresa de seguros cualquier modificación del riesgo que demande a su vez variar el monto de la cobertura; y la de asistir al asegurado, con la debida diligencia y prontitud, en caso de siniestro, gestionando el reclamo correspondiente ante la empresa de seguros y haciendo un seguimiento del mismo hasta su conclusión.

Hecho lo cual, nos preguntamos, de un lado, si efectivamente las condiciones están dadas para tal cumplimiento, y, del otro, si en caso contrario, perjudicado que fuese el interés del asegurado, podría o no activarse la cobertura de la póliza de RC Profesional del corredor que protege al asegurado por los errores u omisiones de aquél.

El tema naturalmente es complejo y resulta imposible abordarlo completo en estas breves líneas. Sin embargo, enfatizaremos algunos aspectos que estimamos más importantes.

En abstracto, un asegurador, que podría ser el mismo que da la cobertura primaria o uno distinto, que otorga la cobertura RC Profesional del corredor, podría estar respondiendo por los errores u omisiones de este, si por su actuación el interés del asegurado se viese lesionado; distinto sería el caso, si el perjuicio o daño al asegurado no se produce por el error u omisión del corredor, sino por la propia actuación del asegurador que, pese a la diligente actuación del corredor, no cumple con honrar debidamente la cobertura primaria dada al asegurado.

Como es obvio, siempre dependerá de las características del caso específico, siendo inconveniente efectuar generalizaciones; no obstante, somos de la forma de pensar que en las circunstancias actuales resulta particularmente importante que los Corredores de Seguros, de un lado, apoyen a sus clientes en los reclamos a ser planteados ante los propios aseguradores o antes las entidades llamadas a solucionar el conflicto, sea la Defensoría, el INDECOPI, la PAU de la SBS o la vía arbitral o judicial correspondiente; y, de otro lado, mantengan su póliza de RC Profesional totalmente en orden y con las coberturas y montos necesarios, para responder a las contingencias que pudieran presentarse.

Lo anterior es tanto más importante, ahora que, conforme hemos expuesto en anterior artículo, el mercado se encuentran en una transición y muchos de sus calificados recursos humanos están adquiriendo recién conocimiento y experiencia en materia aseguradora propiamente dicha, lo que supone un intervalo de aprendizaje.

De otro lado, también el desarrollo de canales alternativos de distribución – donde el esfuerzo es principalmente de venta y no de servicio, en la venta o en el siniestro, como ya hemos destacado en anterior oportunidad – acarrea hacia el asegurado potencial fuente de problema, por lo que el panorama general desde esa perspectiva no es especialmente alentador.

Por todo ello, siendo la razón de ser del Corredor de Seguros servir y proteger el interés del asegurado, resulta particularmente importante calificarse para que la intermediación se realice fundamentalmente sobre bases y razones técnicas, aportando criterio, conocimiento y experiencia asegurativa ahí donde pudiera hacer falta.

En ese constexto, somos de lo que pensamos que el rol del Corredor de Seguros hoy es especialmente relevante y delicado, por lo que hace bien APECOSE presentando al mercado su nueva propuesta de capacitación, con el relanzamiento de su ‘Curso General de Seguros’, en la idea de responder a las necesidades crecientes del mercado en esta materia.

Asistencia Médica a setiembre 2009: Algunas peculiaridades

Por Sergio J. Chión Chacón – CENTRUM CATÓLICA

El riesgo de Asistencia Médica, a setiembre 2009, muestra algunas peculiaridades, en comparación con similar período de años anteriores: 

  • La menor siniestralidad del sistema de, por lo menos, los últimos doce años: 70.8%.
  • La empresa de mayor siniestralidad, Pacífico con 74%, es el año de menor siniestralidad máxima de las empresas de por lo menos los últimos doce años.
  • 2009 es el año de menor dispersión entre la siniestralidad de la empresa con máxima siniestralidad y la empresa de menor siniestralidad en, por lo menos, los últimos doce años: diferencia de 10.5 puntos porcentuales.

Estas peculiaridades señalan una siniestralidad baja en todas las empresas, así como un comportamiento atípicamente similar.

El Cuadro 1 muestra la evolución de la siniestralidad para las cuatro empresas de mayor producción a setiembre 2009, así como la del sistema en general (Para el año 1998 se ha consignado la siniestralidad de Sol Nacional como Mapfre).

De la última columna del cuadro se observa que, a setiembre 2009, el sistema registra su más baja siniestralidad de, por lo menos, los últimos doce meses, con 70.8%. Este nivel de siniestralidad es bastante reducido y, por ende, fuente de importante nivel de excedentes para las compañías. Asimismo, exceptuando los años de 2007 y 2008, el sistema viene registrando un continuo descenso en el índice de siniestralidad desdel año 2000.

Cuadro 1

Asistencia Médica: Indice de Siniestralidad según SBS
 
A Set de: Pacífico Positiva Mapfre Rímac Sistema
           
1998 70.3% 90.9% 78.3% 76.9% 75.4%
1999 78.0% 76.5% 50.0% 82.5% 78.3%
2000 90.0% 100.7% 38.9% 90.4% 92.6%
2001 82.3% 93.6% 107.4% 87.0% 84.2%
2002 82.1% 64.4% 80.6% 76.8% 78.6%
2003 82.1% 56.4% 66.3% 78.1% 78.2%
2004 75.2% 51.4% 60.2% 75.4% 74.2%
2005 75.5% 66.7% 82.3% 69.5% 72.4%
2006 78.4% 56.6% 83.0% 67.8% 71.4%
2007 81.8% 57.7% 171.9% 76.3% 77.9%
2008 100.6% 62.3% 82.6% 72.0% 83.9%
2009 74.0% 63.4% 72.1% 71.3% 70.8%

La baja siniestralidad que se registra a setiembre 2009 se produce en un contexto de desempeño similar entre las cuatro empresas. La empresa de mayor siniestralidad, Pacífico registra un nivel de 74%, le sigue Mapfre con 72.1%, Rímac con 71.3% y Positiva con 63.4%. De esta forma la brecha entre la máxima siniestralidad y la mínima siniestralidad es de sólo 10.5 puntos porcentuales, el nivel más bajo de, por lo menos, los últimos doce años, tal como se muestra en el Cuadro 2.

Cuadro 2

Brecha entre las empresa de mayor y menor siniestralidad
 
A Set de: Máxima Siniestralidad Mínima Siniestralidad Brecha
  Empresa Nivel Empresa Nivel Puntos %
           
1998 Positiva 90.9% Pacífico 70.3% 20.5
1999 Rímac 82.5% Mapfre 50.0% 32.5
2000 Positiva 100.7% Mapfre 38.9% 61.8
2001 Mapfre 107.4% Pacífico 82.3% 25.1
2002 Pacífico 82.1% Positiva 64.4% 17.7
2003 Pacífico 82.1% Positiva 56.4% 25.6
2004 Rímac 75.4% Positiva 51.4% 24.1
2005 Mapfre 82.3% Positiva 66.7% 15.5
2006 Mapfre 83.0% Positiva 56.6% 26.3
2007 Mapfre 171.9% Positiva 57.7% 114.3
2008 Pacífico 100.6% Positiva 62.3% 38.2
2009 Pacífico 74.0% Positiva 63.4% 10.5

Adicionalmente, del Cuadro 2 se observa que la empresa de mayor siniestralidad a setiembre 2009, Pacífico con 74.0%, tiene la siniestralidad más baja respecto de la máxima siniestralidad de los doce años anteriores. También llama la atención la persistente baja siniestralidad de Positiva que, en los últimos 8 años resulta ser la empresa de menor siniestralidad, con índices que fluctúan entre 51.4% y 66.7%. 

La sostenida baja siniestralidad de Positiva llama la atención en tanto la generación de excedentes no se traslada al consumidor, vía menores tasas.  De otro lado, una baja siniestralidad, no necesariamente implica una buena política en tanto se pueda estar sacrificando crecimiento por altos rendimientos sobre baja producción. El ratio de siniestralidad vincula siniestros con primas, de ser muy bajo se tiene la posibilidad de reducir tasas para obtener una mayor producción y generar un mayor volumen de excedentes, por ende, la gestión debe apuntar a un nivel óptimo de siniestralidad que maximice los excedentes de la empresa.

La evolución futura del riesgo permitirá verificar si las peculiaridades señaladas son un hecho episódico o el establecimiento de un patrón de comportamiento en el riesgo. En un mercado de alta competencia, la baja y pareja siniestralidad entre las empresas sería un hecho episódico, caso contrario se tendría un mercado poco competitivo.

Primeros cinco meses, necesario recuento y nuevos retos

Desde que el 15 de junio último se lanzó el blog ‘Seguros Perú’ han pasado casi  cinco meses y ni en las  más optimistas estimaciones se pensó que, en tan corto tiempo, se íba a lograr tener más de 5,800 vistas.

Como ustedes lo habrán podido comprobar, en estos primeros meses se han  abordado  temas relevantes a la actividad asegurada peruana actual, sean estos de naturaleza económica, financiera, legal o la semblanza de personas que han aportado a la industria, en el ánimo siempre de proporcionar información relevante para su toma de decisiones, así como de plantear situaciones que se estiman críticas o de efectuar  reconocimientos a quienes se cree  merecedores de ello; pero todo con el propósito de lograr el mejor desarrollo del mercado de  seguros en el país.

En ese sentido, es  reconfortante haber tenido en el blog tan alto número de vistas,  en el camino de llenar un espacio de opinión y crítica que creemos faltaba en nuestro medio, habitualmente de características tan protocolares.

No obstante, si bien sus mensajes de bienvenida fueron muy auspiciosos y hacían prever un alto grado de intercambio y debate, se debe también reconocer que, en ese aspecto, la meta todavía no está alcanzada.

Siempre puede haber algunas razones que exliquen tal situación; sin embargo, somos de la forma de pensar que el dialogo es siempre enriquecedor y que los mercados maduran, de formas más precarias a formas más desarrolladas, no dejando que las cosas mejoren por sí, lo que pocas veces  sucede, sino cuando efectivamente se plantean y debaten con respeto a la discrepancia, en forma civilizada y responsable, tratando de lograr los consensos necesarios entre los distintos puntos de vista o intereses en juego.

Lo anterior se comprende con más facilidad cuando se parte de la premisa que la actividad aseguradora debe ser una actividad rentable, donde todos los que intervienen deben obtener un beneficio tangible: la compañía aseguradora atendiendo bien los siniestros y generando las reservas y utilidades apropiadas, el asegurado que invierte su prima a cambio de la protección que cubre su riesgo, el corredor que intermedia,  logrando para ambas partes la mejor fórmula a cambio de una justa comisión, o el canal alternativo que en su esfuerzo de venta informa al usuario potencial adecuadamente y gana una justa retribución.

Si de esa convicción se  parte, con el dialogo todos aprenden algo, más en una industria que todavía tiene una baja participación  en el Producto Bruto Interno y que, por lo mismo, tiene que plantearse horizontes de desarrollo de mediano y largo plazo.

Ello no obsta para agradecer a todo los que visitaron y leyeron nuestros artículos en el blog  y, con mayor razón, a los que después de leerlos se animaron a participar  formulando sus propios comentarios y puntos de vista. 

Por nuestro  lado, la apuesta es seguir en esa línea  y en los meses por delante se renovarán esfuerzos para brindarles lo que se ha venido haciendo hasta ahora, pero también progresivamente nuevas páginas, como la entrevista del mes, la presentación de nuevos productos y el análisis comparativos de pólizas.

Finalmente, sería importante recibir de ustedes, casi al término de 2009 y al inicio de esta segunda etapa, sugerencias sobre temas que les interesen abordar, problemas o aspectos relevantes que a su criterio deban ser objeto de análisis, o formas de plantear o análizar los temas  que estimen mejores. Su aporte en ese sentido será muy valioso.

Por lo que ya se logró entre todos con las más de 5,800 vistas, muchas gracias; por lo que se deberá lograr a futuro, ofrecemos siempre el mejor de nuestros  esfuerzos y una sana expectativa.   

 

Generación de excedentes elevados, a pesar de la crisis ¿Cómo?

Por  Sergio J. Chión Chacón – CENTRUM Católica

A agosto del 2009 el sistema muestra un elevado resultado operativo, generado principalmente por el resultado de inversión y, en menor medida por el resultado técnico, lo cual se explica por el peso de las compañías de vida. 

Como se aprecia en el Cuadro 1, el resultado técnico del sistema fue de 13.3% de las primas ganadas y el resultado de inversión representó el 4.2% de los activos (activos promedio de inicio y fin de período).  Las dos empresas más grandes muestran los mayores resultados operativos en el sistema. Pacífico (seguros generales + vida) exhibe un resultado operativo equivalente al 19.1% del patrimonio (patrimonio promedio de inicio y fin de período), casi cuatro puntos porcentuales por encima del sistema; Rímac obtiene 17.0%, 1.4 puntos porcentuales por encima del promedio.  El resto de empresas, agrupadas como Otros obtienen un resultado operativo de 12.3%, más de 3 puntos porcentuales por debajo del promedio. Estos resultados son bastante elevados si se considera que corresponden a un período de sólo 8 meses.

CUADRO 1

 

R.O.

(%Pat.)

 

 

R.O.B.

(Mil S/.) 

R.T.

(%ROB)

R.I.

(%ROB)

R.T.

(% Primas)

R.I.

(% Activos)

 

Pacífico

19.1

    273,338

38.0

62.0

16.2

4.8

Rímac

17.0

230,612

50.5

49.5

18.0

3.4

Otros

12.3

319,439

13.4

86.6

6.2

4.4

Sistema

15.6

823,389

32.0

68.0

13.3

4.2

 La gran diferencia en el resultado operativo entre las dos empresas más grandes y Otros se explica por dos factores, el aporte del resultado técnico y la menor presión de los gastos administrativos.  El resultado técnico de Pacífico y de Rímac asciende a 16.2% y 18.0% de las primas ganadas, contra 6.2% de Otros.  La menor presión de los gastos administrativos, no mostrada en el cuadro, se debe a economías de escala. El bajo resultado técnico de Otros puede deberse a una restricción en términos de fijación de tasas asegurativas de estas empresas, ante la competencia de Pacífico y Rímac.

En su tercera columna el cuadro muestra las magnitudes del resultado operativo bruto (ROB), el cual ha sido definido como el resultado operativo antes de considerar los gastos administrativos.  Este resultado operativo bruto se genera por la suma del resultado técnico y el resultado de inversiones. A agosto, el sistema generó un ROB de S/.823 millones, de los cuales 32% son explicados por el resultado técnico y el 68% por el resultado de inversión. En Rímac la generación del ROB se encuentra balanceada entre la parte técnica y la financiera, mientras que Pacífico y Otros exhiben una mayor preponderancia de la contribución financiera.

EL Cuadro 2 muestra la situación para las empresas de seguros generales. A nivel de total, se tiene un resultado operativo de 16.4% del patrimonio. Pacífico SG (sólo seguros generales), Secrex y Mapfre tienen un resultado operativo superior al promedio.  El resultado de Positiva llama la atención por su resultado operativo inferior al resto de empresas, a pesar de su alto resultado técnico de 30.0% de las primas. La explicación tiene que estar en el bajo desempeño de las inversiones y lo relativamente alto de sus gastos administrativos. El alto resultado técnico se explica por la baja siniestralidad en los ramos de mayor producción, como son vehículos y SOAT.  Secrex sobresale en términos de resultado técnico y de resultado inversiones.

Cuadro 2

 

R.O.

(%Pat)

 

R.O.B.

(Mil S/.)

 

 

R.T.

(%ROB)

R.I.

(%ROB)

R.T.

(% Primas)

R.I.

(% Activos)

 

Pacif. SG

18.3

157,984

58.9

41.1

23.3

5.2

Positiva

9.3

55,719

85.7

14.3

30.0

2.1

Mapfre

16.9

51,443

77.6

22.4

23.9

2.7

Secrex

31.3

12,506

63.0

37.0

72.0

10.8

Tot. SG

16.4

277,652

67.9

32.1

25.6

4.3

Respecto a las empresas de vida, en el Cuadro 3, se observa la característica del negocio en términos de su dependencia del resultado financiero.  En este sentido llama la atención el alto resultado técnico de Mapfre Vida, 51.4% de las primas, el cual se tendría que explicar sólo si se tiene una alta concentración en seguros a menos de un año, como son los de sepelio a corto plazo. Positiva Vida muestra resultados operativos marginales y Protecta deficitarios.

Cuadro 3

 

R.O.

(%Pat.)

 

R.O.B.

(Mil S/.)

 

 

R.T.

(%ROB)

R.I.

(%ROB)

R.T.

(% Primas)

R.I

(%Activos)

 

Pacif. VD

20.5

115,354

9.5

90.5

4.5

4.5

Interseg.

16.2

59,415

-48.4

148.4

-51.5

4.7

Invita

13.5

46,063

-134.5

234.5

-71.6

5.1

Posit. VD

0.9

19,737

-80.9

180.9

-21.0

4.4

Mpf. VD

25.6

52,203

65.3

34.7

51.4

3.7

Protecta

-15.1

2,457

86.7

13.3

13.2

1.6

Tot. VD

15.0

295,229

-20.2

120.2

-11.0

4.6

En el caso de compañías dedicadas tanto a seguros generales, como a vida, la presencia de Rímac es predominante y su desempeño ya fue explicado líneas arriba.

Cuadro 4

 

R.O.

(%Pat.)

 

R.O.B.

(Mil S/.)

 

 

R.T.

(%ROB)

R.I.

(%ROB)

R.T.

(% Primas)

R.I.

(% Activos)

 

ACE

15.7

12,563

92.3

7.7

44.9

1.3

Cardif

-32.7

7,333

82.1

17.9

23.9

3.7

Rímac

17.0

230,612

50.5

49.5

18.0

3.4

Tot.SGVD

15.7

250,508

53.6

46.4

19.2

3.4

En conclusión, en general, a agosto, se tiene una alta generación de excedentes en el sistema asegurador, proveniente en mayor medida por los resultados de inversión, lo cual muestra el peso adquirido por las compañías de vida.  Las dos empresas más grandes del sistema son las que mayores excedentes generan, tanto en términos absolutos, como relativo a su tamaño. Esto resulta indicativo en términos que la concentración de la producción se seguirá acentuando en el futuro. En un mercado competitivo, los excedentes se trasladan al consumidor, las compañías solo obtienen una rentabilidad restringida al riesgo del negocio, característica que no se viene apreciando en el mercado peruano.

Los seguros: ¿crisis de desarrollo?

Por Rodolfo Gordillo T.

Un mercado que crece a niveles superiores al PBI nacional y con índices de rentabilidad patrimonial elevados, debería producir niveles de satisfacción del usuario de seguros también significativos, pero nos preguntamos: ¿si eso se está logrando?

En verdad, no se sabe; no hay – que se conozca y sea pública – una investigación de mercado a profundidad que arroje conclusiones sobre si el usuario de seguros a cambio del pago de su prima está obteniendo una prestación totalmente satisfactoria, sólo satisfactoria o nada satisfactoria, no sólo indagando la opinión de los usuarios de los segmentos A y B, y la de sus propios corredores de seguros, profesionales en la materia, sino también la del usuario de los segmentos C y D a donde están llegando por canales alternativos y fuerzas de venta los nuevos productos masivos y de microseguros que constituyen ahora los de mayor desarrollo del mercado, como lo corrobora el último seminario organizado por la APESEG[1].

Sin embargo, los indicios que pueden darnos datos estadísticos del mercado, no parecen estar en línea con tan deseable nivel de satisfacción.  Para sustentar lo dicho baste decir:

–          En cifras del sistema asegurador de la Superintendencia de Banca y Seguros y AFP (en adelante, la SBS) al mes de junio último, el crecimiento de primas es de 21.7%  y la rentabilidad patrimonial 11.1%.[2]

–          Aunque el dato que sigue lo dejó de publicar la SBS en el segundo semestre de 2006, por razones que no se conocen, es elocuente revisar el tema de los siniestros rechazados por el número de ocurrencias y por los montos involucrados, como se muestra en el  siguiente cuadro, para darse una idea del orden de magnitud de los mismos en un mercado menos desarrollado que el actual:

  Tabla

–          Los reclamos a la Defensoría del Asegurado, respecto del año anterior, crecieron  en 2008 en 26%, hasta alcanzar la cifra de 302 expedientes, y de los 245 expedientes que se admitieron a trámite, 37 se conciliaron antes o después de la audiencia pero sin que la Defensoría se pronunciase, esto es, un 15% de ese total de expedientes admitidos.[3]

–          Las consultas y denuncias a la Plataforma de Atención al Usuario (PAU) de la SBS, respecto del ejercicio anterior,  crecieron en 19% hasta alcanzar 212 casos.[4]

–          Y los reclamos contra compañías de seguros al INDECOPI, Comisión de Protección al Consumidor, en el año que va entre agosto de 2008 y julio de 2009, alcanzó el número de 295, de los cuales se conciliaron 127, esto es, un 43% de ese total de reclamos.[5]

Con seguridad hay más de una razón que explique este incremento de los reclamos, incluso el propio crecimiento del mercado, pero entre ellas, habría que verificar y corroborar el posible impacto de las siguientes:

–          En la venta de seguros a través de los canales alternativos de distribución no siempre se cumple con informar o ilustrar cabalmente al usuario sobre el alcance de las coberturas y exclusiones, dando lugar a que en el momento del siniestro, recién se conozcan que la cobertura tenía tal o cual limitación, o que las exclusiones liberaban la responsabilidad del asegurador en caso de enfermedades congénitas, por ejemplo, o que las medidas de seguridad exigían con carácter de garantía rutinas de control de muy difícil cumplimiento.

–          Los cambios de condicionados y cláusulas bajo el nuevo régimen de control posterior de la SBS, conforme al Reglamento de Pólizas aprobado por las Resoluciones SBS Nº 1420-2005 y Nº 1136-2006, donde los intereses del usuario pueden no estar siempre adecuadamente protegidos. Es más, tal situación el organismo contralor la puede advertir tarde, estando ya en uso el texto, en cuya caso puede suspender la autorización del uso de tal condicionado o cláusula, o sino llega a realizar el control posterior, dada las limitaciones con que cuenta, simplemente no lo llega a advertir.

Debe ser claro en esta materia, que las modificaciones no pueden pretender recortar la cobertura natural y básica de un ramo o de una cláusula puntual, al grado de desnaturalizarlos, ni las exclusiones deben incrementarse sin fin respondiendo a la experiencia siniestral cuyo impacto se quiere reducir a toda costa, muchas veces como producto en verdad del empleo de una tasa insuficiente.   

–          El empleo en las compañías de seguros de recursos humanos altamente calificados en actividades empresariales (operativas, económicas, financieras y legales) pero con falta de conocimiento y experiencia en la actividad aseguradora propiamente dicha. Ello supone necesariamente un proceso de aprendizaje paulatino de este negocio y, quizás, una óptica cortoplacista que privilegia la rentabilidad del ejercicio y no, como debe ser siempre en la actividad aseguradora, el entendimiento del negocio en términos del valor agregado que produce para la sociedad, del horizonte de tiempo de su ciclo de negocio, de la importancia del crecimiento de largo plazo de esta industria que, en el Perú, está todavía en ciernes.

–          En relación o, mejor aún, como producto de lo anterior, existe una suerte de legalización de la actividad aseguradora que muchas veces, dejando atrás el tradicional principio de buena fe,  reduce la relación aseguradora a quién tiene mejor posibilidad de éxito en el potencial litigio. El nivel de reclamos conciliados en el INDECOPI, la instancia administrativa más requerida últimamente,  más allá de la razón empresarial práctica de costo-beneficio, nos da una buena idea de lo que viene sucediendo. 

Sin duda esta situación deberá terminar; concluida esta etapa, esta transición,  esta crisis de desarrollo, la industria aseguradora volverá a mirar cara al futuro, para cumplir realmente su rol social de redistribuir el costo total de los siniestros, en otras palabras, atender siempre bien los siniestros y generar las reservas y las  utilidades que le es tan propia a esta actividad empresarial.

Para contribuir a ello, se estima esencial, sin que la enumeración sea taxativa ni suponga un orden de prelación necesariamente, en primer lugar, se aborde la tarea de efectuar una investigación de mercado como la planteada que indague centralmente por la satisfacción del usuario de seguros. Es más, creemos que tal investigación debería realizarse y que la principal responsabilidad en dirigirla y coordinarla la tiene la SBS, quien tiene por ley el objetivo de velar por intereses del público en el ámbito de los seguros. Las conclusiones de ese estudio permitirán con seguridad que la industria oriente mejor su desarrollo con cara al Perú del futuro.

En segundo lugar, respecto del inexorable desarrollo de los canales alternativos, promotores y fuerzas de venta, de un lado, que se insista en una capacitación no sola orientada a la operación de venta del seguro, sino a la adecuada ilustración al potencial usuario de seguros de las condiciones de cobertura y existencia de exclusiones, y, de otro, más allá del esquema de responsabilidad actual por errores u omisiones que asume la aseguradora o corredora concernida, que se vea una fórmula por la cual exista una responsabilidad personal y directa del promotor o impulsor de venta que dé lugar al problema, como único medio eficaz de cortar estas situaciones.    

Sobre el tema de capacitación hay que destacar el esfuerzo de la Escuela de Seguros de APECOSE, que persiste a través de los años con verdadera y ejemplar dedicación, así como también el que vienen realizando en ese sentido más recientemente algunas compañías aseguradoras – como Pacífico y Rimac – para capacitar  a su personal y  a los corredores que trabajan con ellos.

En tercer lugar, que se intensifique la capacitación de los nuevos y profesionales recursos humanos en el negocio de seguros, no sólo en el plano teórico sino, sobretodo, en el práctico mediante entrenamientos de formación laboral especializada, de tal forma de abreviar esta etapa de transición, dando lugar al desarrollo de una nueva generación de personal técnico y profesional especializado en seguros, siendo importante en este aspecto la colaboración de los reaseguradores tradicionales – Munich Re o la Swiss Re, dos de los más importantes en materia de capacitación – y, en su caso, de las propias casas matrices o socios estratégicos.

En cuarto lugar, que la SBS revise su reglamento de pólizas y de registro de las mismas, de tal forma de encontrar la fórmula que, sin detener la posibilidades de cambios que las necesidades del mercado hagan necesario, se cautele efectivamente el interés del usuario de seguros en toda modificación de condicionados y cláusulas que vaya a emplearse.

Como resulta obvio, estás líneas reflejan una visión personal y, en todo caso, una sana preocupación por la situación actual de la industria aseguradora peruana, que requiere profundizarse. A tal esfuerzo ayudarían significativamente los comentarios, opiniones, observaciones, críticas y/o recomendaciones que nos puedan hacer llegar.     

 

 

 

 

 

 

 

 

 


[1] Ver: http://www.apeseg.org.pe/seminario_microseguros.html

[3] Ver: http://www.defaseg.com.pe/resoluciones.html,,  Informe Final 2008, Pág. 6, de la Defensoría del Asegurado

[4] Ver: http://www.sbs.gob.pe/PortalSBS/Publicaciones/memorias.htm , Memoria 2008, Pág. 71

[5] Información extraída del Cuadro 1.10 Ver: http://www.indecopi.gob.pe/ArchivosPortal/boletines/estadistico/2009/Jul2009Estad.pdf , Pág.8

Los Seguros y la Inflación en los Costos de la Salud

 Por Alonso Núñez del Prado S.

La inflación en los costos de la salud, ha sido bastante mayor a la inflación general. Los precios se han incrementado en grandes proporciones. La pregunta que nos hacemos de inmediato es: ¿Por qué? ¿Cómo es posible que en la salud, un servicio básico, se haya dado este fenómeno? Antes de responder, es importante hacer notar que el problema se da especialmente para los sectores más altos (A y B) —los que tienen acceso a los seguros— y en consecuencia, no se puede esgrimir como excusa que este incremento haya permitido pagar mejor a los trabajadores de la salud que atienden a los sectores populares.

La respuesta parece sencilla por lo obvia: el elemento que ha distorsionado los mecanismos de control de precios —en específico el de la oferta y la demanda— en un mercado libre, como el que hemos tenido en este período, ha sido el seguro médico. ¿Cómo? Sencillamente, porque cuando vamos a una clínica, al médico, al dentista, y tenemos seguro, permitimos que nos receten medicamentos, hagan análisis, exámenes y otros controles, no indispensables, que no aceptaríamos si no tuviéramos seguro. Entre la masa de personas aseguradas, existe la falsa creencia que en esos casos la compañía de seguros es la que paga; pero como sabemos esa es una verdad a medias, ya que los aseguradores cada cierto tiempo reajustan sus primas en base a los resultados de cada uno de los ramos de seguros, en este caso el médico. Y ¿quién paga las primas? Si hay una verdad incuestionable es que los aseguradores a la larga no pierden; sino revisen que pasó con los costos de sus seguros de propiedad después de los atentados del 11 de septiembre?

Pero en el caso de nuestro país, los aseguradores están siendo afectados por las consecuencias, por haber olvidado que es necesario y hasta indispensable educar a sus clientes, haciéndoles entender que tienen que actuar como si no tuvieran seguro, porque a la larga ellos pagarán las primas. ¿Alguien recuerda cuanto costaba un seguro médico a fines de la década del ochenta? Hoy día hay mucha gente buscando alternativas, porque ya no pueden afrontar los costos de sus pólizas y la cantidad de clientes que están perdiendo los aseguradores es cada vez mayor, porque olvidaron que siempre hay un punto de quiebre en la capacidad adquisitiva de quien adquiere el producto. Si a esta situación le agregamos la crisis que vivimos, tenemos el problema que han empezado a vivir las compañías de seguros al percatarse de la deserción que están sufriendo en este rubro. ¿Cómo están reaccionando? Diseñando nuevos productos de más bajo costo —y menos coberturas— para tratar de mantener a estos clientes, pero olvidando el asunto de fondo: la educación de los asegurados.   

En realidad, hay que reconocer que el problema antes descrito, no es sólo nacional. El seguro médico como elemento que distorsiona la ley de la oferta y la demanda, ha sido motivo de preocupación, inclusive en los Estados Unidos, donde observaron el mismo fenómeno: la inflación en salud era muy superior a la general y es posible que fuera por eso, que Hillary Clinton patrocinara una reforma en el sector, que nunca prosperó, probablemente por los grandes intereses que estaban en juego. Hoy lo intenta nuevamente Barack Obama.

Los aseguradores —no sólo peruanos— no han mostrado mayor interés, porque el incremento de los costos se lo trasladan a sus asegurados y sus márgenes —en general calculados en forma porcentual— también aumentan. Pero el caso estadounidense y del mundo desarrollado es diferente al nuestro. Allá la mayor parte de la población tiene seguro médico, mientras en nuestro caso es a la inversa. Por otro lado, aquí el seguro médico ha sido con frecuencia un negocio más financiero. Como por la competencia las primas no se podían subir a los niveles requeridos, se dilataba el pago a proveedores, más o menos, dependiendo del asegurador, haciéndose utilidad de esta manera, pero olvidándose que debería buscarse ampliar el numero de asegurados, presionando para que la inflación en los costos de salud sea por lo menos similar a la de otros servicios. Y ¿cómo podrían hacerlo? Educando —como ya hemos dicho— a la población, en especial a sus clientes, haciéndolos conscientes que quien al final paga los servicios que se les prestan son ellos mismos, aún cuando esté el asegurador de por medio.

El presente debe considerarse más un aporte que una crítica. Soy un convencido de que los seguros son uno de los sistemas más beneficiosos inventados por el hombre. Permiten dispersar —atomizar— las pérdidas, haciéndolas llevaderas. Mediante un pequeño aporte cierto, nos vemos cubiertos de riesgos que de ocurrir, con frecuencia, no podríamos afrontar. Son incontables las empresas que no se hubieran creado o llevado a cabo si no existiera el mecanismo del seguro.


Propósito

Exposición y debate sobre temas de seguros

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